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Los hermanos Potter  y el secreto de la cámara




Capítulo 03: Pociones, escobas y un castigo

El primer día oficial del curso amaneció soleado y claro, con algunas nubecillas algodonosas.
- Lástima que tengamos que quedarnos encerrados en el castillo… - suspiró Lisse, mirando el techo del Gran Comedor.
- ¿Quién dice que tengamos que quedarnos dentro? - preguntó James burlonamente, sirviéndose zumo de calabaza.
- No sé… ¿algo llamado normas, tal vez?
Los prefectos pasaron, repartiendo los horarios del nuevo curso.
- A ver… - James se asomó por encima del hombro de Albus - Jooooé, menudo primer día. Defensa Contra las Artes Oscuras, Pociones y Vuelo.
- A ver - Scorpius cogió el horario de su hermana y lo miró - Mira, al final vais a poder aprovechar el buen día.
- Cuando nosotros tuvimos nuestra primera clase de vuelo, estaba cayendo el diluvio - añadió James.
- Compartimos clases con los de Gryffindor - observó Albus.
- Qué bien, ¿no? Estarás con tus primos - Lisse se levantó y cogió su bolsa - Venga vamos, quiero llegar pronto, así cogemos sitio delante.
- Buena suerte, chaval, mi hermana es una empollona de manual.
- Se llama responsabilidad, Cory, y está claro que no es algo genético.
Los dos pequeños se fueron, dejando a los mayores en la mesa.
- Desde luego, tu hermana es… única.
- Sí… y a ti te gusta.
- ¡Qué dices! Si es una cría.
- ¡Habló el mocoso!
- ¡Y el experto en amores! Además, a mí no me interesan las niñas. Me interesan las bromas.
- Ya bueno. Dentro de cuatro años retomamos el tema y me cuentas. Pero ya te advierto que mi hermanita no se conforma con cualquier cosa…
- ¡Vete al infierno! - James hizo una bola con la servilleta y se la lanzó - Anda tira, que aún llegaremos tarde y me gustaría que mi primer castigo fuese por algo más espectacular.
- No sé qué prisa tienes, nos toca Historia de la Magia…
- Pues casi que nos vamos a disfrutar del césped…

A kilómetros de distancia, Draco Malfoy recibía una visita especial en su mansión.
- ¿Bueno, qué, has sabido algo nuevo?
Draco esbozó una media sonrisa. Potter y su impaciencia. Después de tantos años y tantos problemas, seguía sin aprender.
- Vamos a mi estudio, anda.
Los dos hombres subieron al primer piso, donde Draco tenía una sala acondicionada con sillones de piel, una chimenea muy similar a la de la sala común de Slytherin, varias estanterías repletas de libros y un enorme escritorio.
Draco le mostró a Harry una serie de papeles que había desperdigados por la mesa.
- Según todo esto… - comentó el pelinegro - para un grupo más de candidatos al dominio mundial…
- Ya, pero estos no son un simple grupo de chicos malos. Se esconden demasiado. Y mira estos nombres - Draco señaló unos cuantos nombres, señalados de entre un listado - ¿No te suenan?
- Sí, claro…
- Empiezan a preocuparme, Harry.
- ¿Temes de verdad que puedan…?
- Al principio no, pero cada vez me lo recuerdan más.
- ¿Hay algún posible líder?
- Ni siquiera estoy seguro de quienes son sus miembros, ni de lo que hacen.
- Ya… pues yo no recuerdo haber visto nada que llame la atención.
- Si son como pensamos, no lo harán hasta estar seguros.
- Entonces sólo podemos esperar…
- Tú especialidad, ¿eh, Potter?
- No me hace ninguna gracia. Pero no podemos hacer otra cosa, tenemos que ser precavidos. No podemos crear una alarma social… ni quedar como un par de lunáticos - Harry se puso en pie y se preparó para irse - Sólo espero que, sean quienes sean, se mantengan alejados de Hogwarts.
- Sí, yo también… bastante tendrá Longbottom con tu hijo y el mío.
- ¿No te parece irónico que sean mejores amigos?
- Me parece que era algo que iba a pasar. Al fin y al cabo, ya hubo un James Potter que fue mejor amigo de alguien de mi familia, ¿no? Por cierto… ¿qué tal le sentó a tu familia política que uno de sus vástagos acabara en Slytherin?
- Dos - corrigió Harry - esta mañana hemos recibido una carta de Neville. Albus también es un Slytherin.
- ¿En serio? Bueno, aún tienes una oportunidad de dar un nuevo miembro a Gryffindor…
- La verdad, eso no me preocupa. Me conformo con que los chicos tengan una escolaridad tranquila… al menos más que la nuestra. Por cierto, tu niña también está en Slytherin.
- No esperaba menos de ella. Sólo espero que tu hijo mayor se mantenga alejado de ella.
- Ni que fuera una mala influencia.
- No, qué va, el niño es un santo. Longbottom veintisiete cartas del año pasado para que vieras el avance del niño, como favor personal.
- Te recuerdo que tú también las recibiste.
Harry abandonó la mansión Malfoy y volvió al trabajo. Las noticias que acababa de recibir no le gustaban en absoluto. Llevaba años luchando por acabar con todos los aspirantes al trono de señor del mal. En la mayor parte de los casos, eran locos que no llegaban a la suela del zapato del Voldemort anterior a los sucesos transcurridos tras el Torneo de los Tres Magos. Pero de vez en cuando surgía alguien que podía llegar a suponer un problema serio. Y tampoco podía olvidarse de los seguidores de Voldemort: aunque muchos estaban entre rejas o muertos, aún quedaban varios libres, lo bastante inteligentes como para saber ocultarse de los aurores. Además, había que contar con la gente que, aunque nunca se había unido a los mortífagos, sí era partidaria de lo que defendía Voldemort, ya fuera por los absurdos prejuicios de sangre o porque pensaban que esa situación podía favorecerles. Tal vez estaba siendo un poco exagerado, pero no quería correr el menor riesgo. Mucho menos teniendo tres niños a su cargo. Al término de la guerra, Harry, con el pequeño Teddy dormido en sus brazos, hizo una promesa: ni el hijo de Lupin y Tonks ni ningún otro niño vería su vida destrozada por culpa de un mago malvado. Ese afán se acrecentó más y más tras el nacimiento de cada uno de sus hijos, de los de Ron y Hermione y de los de todos los demás Weasleys. No más Teds Lupin. No más Nevilles Longbottom. No más Harrys Potter. Ni tampoco más Dracos Malfoy.

Para los pequeños Potter y Malfoy, las preocupaciones eran otras. James y Scorpius aún no habían terminado su primera clase… y ya estaban castigados.
- ¡Esto es increíble! - el profesor Slavla, quien había reemplazado a Flitwick al frente de la clase de encantamientos hacía unos años, miraba desesperado la clase, que estaba patas arriba - ¡No lleváis ni veinticuatro horas en la escuela y ya la habéis liado! ¿Pero cómo lo habéis hecho?
James y Scorpius, de pie en el centro del aula, intentaban, sin mucho éxito,  
- Jo, profesor, si no lo sabe usted… - respondió Scorpius, intentando aparentar inocencia.
- ¡Castigados!
- No, si aún será culpa nuestra que usted no se explique bien…
- ¡Castigados una semana! ¡Y ahora mismo os vais a hablar con el profesor Von Trussle!

Las cosas no tenían mucha mejor pinta para Albus y Lisse. Su primera clase, Defensa Contra las Artes Oscuras, llevaba incorporada al profesor con más mala leche que Albus recordaba haber conocido.
- Bienvenidos a vuestra primera clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Algunos habréis tenido profesores particulares. Otros habréis asistido a academias o escuelas muggles. Y otros no habréis pisado un centro escolar en vuestra vida. Nada de eso me importa. Yo os voy a exigir el 200%. Y todo aquel que no dé un 250, ya puede olvidarse de aprobar.
Todos los alumnos tragaron saliva. Los Slytherin no parecían tan altaneros delante de aquel hombre.
- A lo largo de vuestros siete años en la escuela, que en el caso de algunos serán más… y otros puede que no lleguen a completarlos, esta disciplina os enseñará a enfrentaros a criaturas y hechizos que no tengan buenas intenciones. Por ello, parte del temario estará compuesto por clases prácticas - los alumnos se emocionaron por esto. Todos estaban impacientes por practicar magia - Claro que, debido a la dificultad de estos hechizos y a los errores de principiante que sin duda cometerán, estas clases tienen altas posibilidades de convertirse en algo ligeramente… peligroso - las caras de emoción fueron sustituidas por caras de terror - Ahora, antes de comenzar la lección de hoy, vamos asignar a cada una de estas caritas asustadas un nombre.
El profesor desplegó un pergamino y comenzó a pasar lista.
- Malfoy, Lisselotte - el profesor clavó sus ojos en los de Lisse, quien asintió tímidamente - Hermana de Scorpius Malfoy - no era una pregunta - Espero que el parecido sea sólo físico, de lo contrario, vamos listos - siguió pasando lista hasta llegar a… - Potter, Albus. ¿Hermano de James Potter? - Albus asintió, tragando saliva con dificultad - Te digo lo mismo que a la señorita Malfoy, espero que las similitudes se limiten al apellido. Vaya par, Potter y Malfoy… y encima compartís casa…
En ese momento, un par de golpes sonaron en la puerta y las cabezas de James y Scorpius asomaron por ella.
- Perdón, profesor Von Trussle, pero el profesor Slavla nos ha enviado a verle…
- Hablando del diablo… ¿qué, Potter, haciendo méritos?
- Un accidentillo en clase de Encantamientos…
- Ya. Como el de Pociones del año pasado, ¿no?
- Tampoco fue para tanto…
- Aún hay restos de lo que quiera que fabricarais por  el techo y los rincones.
- Cory, te dije que teníamos que patentarlo.
Los dos chicos y la clase en pleno estallaron en carcajadas, salvo Albus, que estaba alucinando con el descaro de su hermano y Lisse, que se había llevado las manos a la cabeza.
- Muy divertido. Castigados tres días.
- El profesor Slavla ya nos ha puesto una semana - informó Scorpius.
- Una semana y tres días, entonces, empezando esta misma tarde, y dando gracias porque aún no hay puntos en las casas, que si no, también tendrías el honor de causar el primer descuento del curso. Ya que estáis aquí, tal vez queráis instruir a vuestros compañeros sobre las doxys, ya que imagino que la clase de Encantamientos no estará preparada para volver a recibiros tan pronto.

Cuando por fin terminó la clase, Lisse salió disparada, seguida por los chicos.
- ¡Ey, frena, que aún  tienes tiempo para llegar a la siguiente! - la llamó su hermano.
- No me preocupa llegar tarde, ¡me preocupa que me relacionen con vosotros!
- ¡Vamos, Lisse, no es para tanto! - la muchacha salió corriendo hacia las mazmorras. James se volvió hacia Scorpius - Creo que tu hermana se ha dejado el sentido del humor en casa.
- Pero tiene razón - Albus se puso de parte de Lisse, en parte porque era su amiga y en parte porque estaba de acuerdo con ella - ¡Menudo primer día!
- Míralo por el lado bueno, ahora todo el mundo sabe que sois nuestros hermanitos. Ya tenéis buena fama, ahora sólo hay que mantenerla.
- Ya, menuda fama. Vamos a tener a los profesores encima las veinticuatro horas.
- Mejor, mientras os vigilan a vosotros, nos dejarán en paz a nosotros. Anda, Al, tira para abajo, que Cory y yo nos vamos a Transformaciones.

Cuando Albus entró en el aula de pociones, todos los presentes se lo miraron, algunos con curiosidad, otros con admiración, algunos con mala cara. Mientras caminaba hacia el banco en el que estaba Lisse, escuchó algunos comentarios en plan “este es el hermano de Potter… no se le parece mucho, ¿verdad?”
- ¿Por qué nos mira todo el mundo? - le preguntó a su amiga, que apoyada sobre el banco, con la cara escondida entre los brazos.
- ¿Tú qué crees? - Lisse levantó la cabeza.
- Ey, ¿es verdad lo que cuentan sobre James y ese otro chico? - Fred se sentó en el banco de al lado, junto a Roxanne.
Rose llegó también y se apoyó en el banco de Albus.
- ¿Quién era el otro chico? - preguntó.
- Mi hermano Scorpius. Que alguien me recuerde que lo mate, por favor.
Los otros cuatro se echaron a reír. Un par de chicos, bastante más altos y más anchos que ellos se acercaron, y no precisamente con cara de querer hacer nuevos amigos.
- ¿Potter y Malfoy? - los aludidos asintieron, preguntándose qué demonios querrían ese par.
- Está claro que son ellos. Mira a la niña, es idéntica a su hermanito. El otro no se parece en nada, a lo mejor es adoptado.
- A lo mejor tú eres imbécil - respondió Rose, encarándosele.
- Mira la pelirroja, cómo se enfada… si no levantas medio palmo.
- Bueno, tú no tienes cerebro y estás en una escuela, ¿no? - respondió Lisse,  entornando los ojos. Los otros dos apretaron los dientes y Fred y Roxanne se levantaron, llevando las manos a las varitas, dispuestos a defender a las chicas si era necesario. Sin embargo, la profesora entró y todos los alumnos corrieron hacia sus respectivos sitios.
- Ya os pillaremos - amenazaron, antes de sentarse al fondo de la clase.
- Buenos días, chicos - saludó la profesora de aspecto simpático que estuvo hablando con el profesor Von Trussle durante el banquete de bienvenida - Bienvenidos a vuestra primera clase de Pociones. Como veis, los de Gryffindor y los de Slytherin vais a tener que compartir la asignatura. Espero que sepáis comportaros y no es dejéis arrastrar por esa absurda rivalidad milenaria o yo que sé que se supone que hay entre vuestras casas. Bien, antes de seguir… no sé si os habéis dado cuenta, pero el año pasado tuvimos un pequeño incidente… cuyos resultados aún podéis observar si levantáis la vista.
Todos los alumnos levantaron la mirada. En el techo había una serie de manchas verduzcas.
- En fin, este curso nos faltan un par de bancos, que lamentablemente pasaron a mejor vida, de modo que algunas parejas van a tener que convertirse en tríos… y ya de paso, quiero que todos miréis a vuestro compañero de al lado. Quiero que os miréis a los ojos y decidáis si esa persona es la persona con la que queréis trabajar durante todo el curso porque, aunque cada uno va a tener su propio caldero, vais a tener que hacer bastantes trabajos conjuntos.
Los alumnos se miraron. Algunos se cambiaron de sitio.
- Muy bien, ahora quiero que saquéis un pergamino y apuntéis vuestro nombre completo, vuestro apellido y vuestra casa, uno por banco por favor. Pasadlo para delante cuando los tengáis - en un par de minutos, todos los pergaminos estuvieron amontonados en las manos de la profesora, quien fue leyendo los nombres uno a uno - … a ver… Weasley y Weasley… ¿mellizos? - Fred y Roxanne asintieron - Cualquiera lo diría… Anda, un grupo mixto, otra Weasley… ¿otra hermana?
- No, prima.
- Qué bien. Y con la señorita Weasley de Gryffindor tenemos dos Slytherin… ay, Merlín ¿Potter y Malfoy? - ambos asintieron - ¿Hermanos de James y Scorpius? - volvieron a asentir - Bien en ese caso… señorita Weasley, ¿le importaría hacer usted las pociones de su grupo? Preferiría mantener los genes Potter y Malfoy alejados de cualquier cosa que pueda explotar.
La clase estalló en carcajadas.
- Importarme no me importa, pero le advierto que también soy prima de Albus…
- No somos como nuestros hermanos, profesora - añadió Lisse.
- Vaya, me dejas más tranquila. Bien chicos, ahora que ya os conozco un poquito, es hora de que me conozcáis a mí. Mi nombre es Joanna Taylor. Voy a ser vuestra profesora de Pociones durante vuestra etapa escolar, a menos que me toque la lotería o me envenene de forma mortal con los vapores de los calderos - sonrió y de la clase se oyeron algunas risitas - Las clases consistirán, básicamente, en la elaboración de una poción cuyas instrucciones estarán en la pizarra y en vuestros manuales. Yo me dedicaré a corregiros los fallos, que espero que sean muchos al principio y ninguno al final. De vez en cuando os mandaré algún trabajo de grupo para entregar. Las pociones están pensadas para realizarse dentro del tiempo de clase, por lo que quien no la termine tendrá que hacer un trabajo sobre la misma para el día siguiente. Seguiremos el orden del libro casi siempre, así que podéis preparar las clases leyendo la lección la tarde de antes, aunque esto no es obligatorio. Haremos un examen a final de curso de todo lo aprendido, en el que cada uno de vosotros tendrá que preparar una poción diferente, escogida al azar. Ah, y os advierto de que por las buenas soy muy buena, por las malas… mejor se lo preguntáis a los hermanos de vuestros compañeros Potter y Malfoy. ¿Alguna duda? ¿No? Bueno, pues vamos a empezar explicando unas cuantas nociones básicas sobre la elaboración de pociones…

Un buen rato después, las clases terminaron y los alumnos se dirigieron en tropel hacia el Gran Comedor, comentando las impresiones del primer día.
- Jo, al final va a tener razón mi padre y Pociones es lo peor que hay - se lamentó Rose.
- Pues a mí me gusta - dijo Lisse.
- Es una clase estupenda para cotillear - añadió Roxanne - Estando en grupitos y con la gente distraída, es fácil hablar.
- A mí también me gusta, la profesora Taylor parece simpática, siempre está sonriendo. No como el de Defensa Contra las Artes Oscuras, que parece que nos odie… - a Albus no le gustaba mucho aquel profesor.
- Ah, ¿ya habéis tenido Defensa?
- Sí, con espectáculo incluido. En plena clase han entrado mi hermano y James, diciendo que los mandaba el profesor de Encantamientos. Y para colmo, el profesor Von Trussle es el jefe de nuestra casa…
- ¿Entonces la explosión esa han sido ellos? - Fred soltó una sonora carcajada - ¡Qué grandes! Nosotros estábamos en Transformaciones, y de repente hemos oído un “¡¡¡PAM!!!”, pero McGonagall no nos dejó salir a mirar…
El grupito llegó al Gran Comedor y cada uno se fue a su mesa. La comida se desarrolló sin incidentes, tal vez porque James y Scorpius no aparecieron.
- ¿Dónde estarán esos dos?
- Mientras estén lejos, yo me quedo tranquila…

Se cruzaron con ellos de camino al campo de Quidditch, donde les esperaba su primera lección de vuelo.
- Hola, niños, ¿qué tal el primer día? ¿Habéis sido buenos?
- Bastante más que vosotros, aunque eso no es tan complicado.
- ¿Has ido a ver a Winter? - preguntó James, al ver que su hermano tenía una caja de chucherías lechuciles en la mano.
- He mandado una carta. El equipo de Slytherin necesita un buscador y quiero presentarme a las pruebas, pero necesito una buena escoba, las del colegio dan grima.
- ¿Tú no te presentas, Cory?
- No, el Quidditch se le da mejor a mi hermanita. Estás de suerte, nena, dos cazadores terminan este curso, el que viene podrás presentarte a las pruebas… si no te caes de la escoba.
- Soy torpe, pero no es para tanto.
- Lis, te he visto caerte estando parada…
- ¡Eso si que tiene que ser divertido! Venga, vamos, ya tenemos el castigo de Von Trussle, no me apetece ganarme otro de Taylor el primer día. Ya veréis, niños, parece buena, pero es peor que Von Trussle y McGonagall juntos.
Los mayores se dirigieron al castillo y los pequeños a su clase de vuelo.

A pesar de que el profesor Iustel apenas les dejó elevarse, la clase de vuelo fue la mejor experiencia hasta el momento de Albus. Lo que sintió al elevarse del suelo era completamente indescriptible. Por fin estaba en su elemento. Al observar a sus compañeros, vio que la inmensa mayoría tenían serias dificultades para mantenerse correctamente sobre la escoba y volar en línea recta. Sólo él y Lisse parecían saber lo que hacían. Le alegró ver que los dos bravucones de clase de Pociones apenas eran capaces de controlar la escoba.
- Vaya, Lisse, nunca hubiera imaginado que volaras tan bien - la felicitó al terminar.
- Vuelo desde pequeñita. Me encanta volar y el Quidditch. Mi padre era buscador, y mi madre cazadora. Intentaré conseguir una plaza en cuanto quede una libre.
- Y yo iré a animarte.
Caminaban por un pasillo desierto cuando aparecieron sus dos “amigos” de Pociones.
- Anda mira, pero si son Pin y Pon.
- ¿Dónde os habéis dejado a vuestros amiguitos?
Poco a poco, los fueron acorralando contra la pared. Ninguno de los dos sabía muy bien qué hacer. Albus nunca había sido muy valiente, y Lisse era pequeña y sus manitas poco podían hacer contra aquellas dos moles. Si al menos supieran hacer algún hechizo con sus varitas…
- ¡Eh!
Un cepillo apareció volando y golpeó a uno de los matones. Dos haces de luz los arrojaron contra la pared contraria. Antes de que ninguno de los cuatro pudiera reaccionar, James y Scorpius se pusieron entre sus hermanos y los otros dos.
- ¡La parejita feliz! ¿Ahora trabajáis de niñera?
- Cállate, Corgan - escupió James, furioso.
- ¿O qué? ¿Acaso te molesta que me meta con el pequeño pelirrojo? Seguro que no es ni hermano tuyo. Míralo, pequeñito y asustado. Nada que ver con el gran James Potter, ¿eh? A saber de dónde habrá salido…
Ocurrió rápido. James retiró su varita y se lanzó sobre el llamado Corgan. El pelinegro era bastante más fuerte de lo que parecía. Lo cogió por el cuello y lo estampó de nuevo contra la pared. De la varita de Scorpius salieron chispas, en advertencia al otro de que no se moviera
- Jamás vuelvas a meterte con mi hermano o con mi cualquier otra persona de mi familia, ¿me has oído? - James lanzó el puño hacia atrás listo para pegarle un puñetazo. Pero no llegó a dárselo.
- ¡Potter!
Los profesores Taylor y Van Trussle aparecieron por el corredor. A desgana, James soltó a Corgan.
- ¿Qué está pasando aquí? - preguntó la profesora Taylor - Potter, ¿ibas a darle un puñetazo?
- Iba a darle lo que se merecía.
- Ya…
Lisse decidió intervenir.
- Perdón, profesora Taylor, pero James y Scorpius nos estaban defendiendo de esos dos. Albus y yo estábamos caminando tranquilamente por el pasillo cuando estos dos aparecieron y empezaron a intimidarnos. Nuestros hermanos los vieron y vinieron a ayudarnos, eso es todo.
El profesor Von Trussle se adelantó, examinando a los seis estudiantes con esa mirada suya que tanto imponía.
- Veamos. Tenemos, dos niños asustados, dos “héroes” y un par de repetidores… cuatro de ellos con antecedentes más que conocidos… y los únicos testigos de los hechos son los hermanos pequeños del que hemos pillado a punto de pegar a un compañero y de su mejor amigo. Vaya dilema…
- Profesor, le juro que ha pasado lo que he dicho…
- Es cierto - intervino Albus - James sólo intentaba defendernos.
- Hay una pequeña diferencia entre la defensa y el contraataque - el profesor Von Trussle volvió a examinar a los dos niños. Estaba seguro de que no mentían, pero las normas eran las normas - Joanna, si te parece bien, dado que todos son alumnos de mi casa, quisiera encargarme de esto.
- Tú mismo.
- Corgan y Acker, dos días  de castigo. Ayudaréis a la señora Trusdale durante tres horas cada día, en todo lo que ella diga. En cuanto a los señores Potter y Malfoy, aunque os guiarais por motivos nobles, sigue siendo una infracción a las normas. En atención a su heroicidad, no se aumentarán los días que acumulan de su anterior castigo, pero en lugar de limpiar los trofeos, como habíamos quedado, limpiarán los retretes. Ahora, escampando. Y nada de peleas, porque si me entero, que me enteraré, los pondré a los seis a trabajar en las cocinas.



Making Off:
¿Alguien sabe qué clase de horarios se siguen en Hogwarts? No tengo ni idea de cuántas clases tienen por día, ni de cuánto duran…
En serio… necesito que alguien me haga una programación del curso XD no sé ni qué lecciones ponerles…
Y otra cosa… ¡¡¡necesito ideas para las tratadas de Jim y Cory!!! ¡Que yo soy buena chica y de esto no entiendo mucho!
Cosas varias:
- Empecé a escribir este capítulo inmediatamente después de publicar el segundo, y bajo el influjo de la típica piruleta roja con forma de corazón (son mi pequeño vicio… por cierto, acepto sobornos :P)
- Mi gato empieza a estar tan necesitado de amor que ha empezado a atacar a mi portátil XDDD

2 Comments:

  1. Sandra said...
    No sé si estoy equivocada al creer que en el principio de El prisionero de Azkaban de hablaba de los horarios.
    James y Cory podían llevar a cabo lo que había dicho Lisse en el tren, en Transformaciones alguna burrada y que se acerquen al Bosque Prohibido ;)

    Tu gato tiene mucha tela, ¿no?

    Te sigo leyendo!
  2. Ai Misaki said...
    Comentaban algo acerca del reparto y los chicos siempre comentan las clases y tal, pero horarios como tales, no ha salido nunca ninguno completo, no se sabe la duración de las clases, ni nada, así que me lo he inventado alegremente (contra la falta de información, imaginación, si a los periodistas les funciona...)

    burradas van a hacer más, porque no pueden evitarlo, pero la visita al bosque va a ser por otra cosa...

    y mi gato no tiene tela, lo que tiene es más morro que un oso hormiguero ¬¬

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