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Los hermanos Potter  y el secreto de la cámara


Capítulo 04: La serpiente grabada

Poco a poco, los nuevos alumnos se fueron adaptando a la vida en la escuela. A lo que Albus y Lisse no terminaban de acostumbrarse era a tener un muchillón de pares de ojos mirándoles continuamente, por no hablar de la sensación de tener a los profesores a la espera de que armaran alguna.

Algunas reacciones de los profesores no ayudaban.

“Gran Merlín, espero que no tengáis nada que ver con vuestros hermanos… y vuestros padres. Ya no tengo edad para ciertas cosas…” comentó la profesora McGonagall, de Transformaciones, dirigiéndoles una mirada severa.

“Fui compañero de vuestros padres en la escuela, y, por supuesto, conozco a vuestros hermanos. Lo vais a tener difícil para ser originales.” El profesor McMillan, de Herbología, le obsequió con una gran sonrisa. Al menos, parecía que alguien sentía simpatía por ellos…

El profesor Binns no hizo ningún comentario. De hecho, tuvo serias dificultades para pronunciar bien sus apellidos y nombres… y los de media clase. Todos se quedaron un poquito impresionados por aquel profesor fantasma, pero tras un cuarto de hora, el interés se convirtió en aburrimiento y dolor de mano.

El profesor Slavla, de Encantamientos, casi se echa a llorar al conocerlos. Tuvieron que prometer varias veces que no iban a imitar a sus hermanos. Incluso tuvieron que darle un pañuelo.

Por su parte, la profesora Redbolt, de Astronomía, no hizo ningún comentario, pero le dedicó a Lisse una sonrisa.

- Quédate un momento después de clase - le pidió en voz baja, aprovechando que la clase estaba distraída apuntando las particularidades de la asignatura. Después se volvió hacia el resto de alumnos - Bien chicos, podéis iros en cuanto acabéis de copiar la pizarra. Por hoy no haremos nada más. Recordad que la semana que viene nos veremos a las diez y media aquí mismo.

Los alumnos se levantaron, listos para irse. Albus se quedó un momento mirando la puesta de sol. Por  ser el primer día, la clase se había desarrollado antes de la hora habitual, pues la profesora había programado explicar la asignatura y dar unas nociones básicas para que a partir de la siguiente sesión, que sería ya a la hora normal, supieran enfocar los telescopios y tuvieran un mínimo de conocimientos sobre estrellas.

- ¿Vamos?

- Adelántate, Redbolt quiere que me quede y no sé lo que va a tardar.

- ¿Qué has hecho?

- Y yo que sé…

Extrañado, Albus se marchó. Pensó en esperar a su amiga, pero al final decidió irse a la sala común y adelantar algo de trabajo, pensando en dejárselo a Lisse después, para que a ella le costara menos.

Lisse recogió sus cosas y se quedó parada junto al sitio que había ocupado, esperando a que la profesora dijera lo que tuviera que decir. Ésta se quedó mirando un rato la puesta de sol, con aire ausente. De pronto, sacudió la cabeza y sacó algo que parecía papel de su escritorio.

- Sabes… me recuerdas mucho a alguien - la profesora no miraba a Lisse, si no lo que tenía en la mano.

- ¿A quién? - pregunto Lisse tras unos segundos, pues la profesora no parecía dispuesta a explicarse. La profesora Redbolt le tendió el papel.

Era una fotografía. Lisse la miró y comprendió.

- Era mi mejor amiga - explicó la profesora - Casi como mi hermana.

- Mi padre no habla de ella.

- Lo sé. Me pidió que no os dijera nada pero… al verte ahí sentada… me has recordado tanto a ella…

- Mi hermano se le parece más. ¿Sabe él…?

- No… no conseguí reunir el valor para decírselo…

- ¿Y por qué a mí sí?

- Pues… porque llevo un año arrepintiéndome de no haber dicho nada… porque sé que vuestro padre no habla de ella… no sé por qué, pero… - Elise Redbolt fijó sus ojos color avellana en los de la niña Malfoy. Si no fuera porque los de la chiquilla eran del color de la luna, hubiera creído que era su amiga quien la miraba.

Lisse entendió que aquello estaba resultándole muy duro. La niña desvió la mirada a la fotografía.

- ¿Puedo quedármela?

- Claro. Yo… tengo más. Si algún día quieres…

La niña se levantó y se dirigió hacia la puerta. La profesora Redbolt estaba muy afectada y ella también. Quería irse.

- Lisse - la llamó la profesora, cuando llegó a la puerta. Ella se volvió - Estaré… siempre que me necesites. Cualquier cosa. Lo que sea. No importa el momento, ni el lugar. Siempre que necesites algo… búscame, ¿vale?

La rubia asintió.

- Claro.

- Y a tu hermano…

- Creo que debería ser usted quien se lo diga… pero le hablaré bien de usted, no se preocupe - Lisse esbozó una sonrisa triste - Gracias.

Elise Redbolt la vio salir, sin poder evitar que una lágrima se deslizara por su mejilla. Esa niña y su hermano le traían muchos recuerdos.

La conversación con la profesora de Astronomía había durado más de lo que Lisse pensaba. Los pasillos estaban completamente desiertos y llenos de sombras creadas por las velas a medio consumir y los rayos de luna que entraban por las ventanas. Aquello daba un poquito de miedo. Lisse apresuró el paso, quería llegar cuanto antes a la sala común.

Algo la cogió por el hombro. Lisse, asustada, lanzó el codo hacia atrás.

- ¡Ay!

La niña se volvió, con el corazón a mil por hora.

- ¿James?

El pelinegro se había llevado las manos al vientre.

- Jo, qué bestia eres. Menuda fuerza, para lo pequeñita que eres…

- ¡Lo siento! - Lisse recogió un cubo lleno de trapos y un cepillo que el chico había dejado caer - Pero me has asustado, casi me da un infarto.

- Ya, pero tampoco hacía falta que me sacaras los intestinos por la espalda - James cogió su cubo lleno de trapos y su cepillo, y la mochila de Lisse, que se había quedado en el suelo - Encima que me preocupo por ti…

- ¿Preocuparte? - Lisse levantó una ceja.

- Que andes sola por el segundo piso… no es normal.

Los dos comenzaron a recorrer el pasillo.

- Creía que la ronda la hacían los prefectos.

- Vengo de limpiar los baños, lista. Estoy castigado, ¿recuerdas?

- Cómo olvidar vuestra graaaan entrada…

- Hay que mantener una reputación. Bueno, pues yo estoy volviendo de limpiar retretes. ¿Cuál es tu excusa?

- La profesora de Astronomía me pidió que me quedara un ratito.

- Y luego dices de nosotros…

- ¡No me castigó, listo!

- ¿Y qué quería? ¿Hablar sobre el bonito color de tus ojos?

Lisse agradeció que la oscuridad ayudara a tapar el leve rubor que notaba en sus mejillas. Intentó pensar rápidamente en una forma de cambiar el tema. No le apetecía comentar la conversación con la profesora. Entonces notó algo.

- Oye, ¿no se supone que vienes de limpiar todos los baños de este piso?

- Sí, ¿por qué?

- Porque ahí hay agua.

James miró hacia el lugar que señalaba la rubia. La luz de la luna arrancaba destellos en un charco que salía de debajo de una puerta.

- Es el baño de Myrtle la Llorona.

- ¿Y qué, no piensas limpiarlo?

- Lleva milenios fuera de uso. Nadie entra allí.

- Ya, bueno, pero ese charco de agua no es normal.

- A Myrtle la llaman “llorona” por algo, ¿sabes? Se habrá pasado la tarde llorando y ese es el resultado.

- ¿Y no será un grifo abierto?

- Te digo que es Myrtle…

- Bueno, no pasa nada por asegurarse…

James puso los ojos en blanco y la siguió. Lisse avanzó resuelta, contenta por haber distraído la atención del chico. Abrió la puerta con cuidado. Se encontró con un baño de chicas, amueblado igual que todos los demás, pero con aspecto viejo y casi todo lo que había en su interior roto o en mal estado.

- Gran Merlín, esto está hecho un auténtico asco… - Lisse pasó el dedo por la pared, dejando a su paso una marca en la gruesa capa de polvo que lo cubría todo.

- Ya te dije que nadie entra aquí desde hace tropecientos mil años…

- ¿Y entonces como sabes que aquí vive una tal Myrtle?

- Eeeee… ya sabes… se cuentan historias… - Lisse le dirigió una mirada incrédula - Bueno, vale, tu hermano y yo nos hemos escondido aquí alguna vez… Es que no sabes cómo se pone la señora Geel con el barro…

- De alguna forma me lo imaginaba… - Lisse echó un vistazo a la zona de los retretes - Oye, aquí no hay nadie.

- Myrtle habrá salido.

- ¿Y el charco?

- Myrtle se ha pasado el día llorando, se ha aburrido, se ha ido a dar una vuelta y ha dejado el charco.

- No me creo que una sola persona pueda llorar tanto.

- Para empezar, Myrtle es un fantasma.

- Da igual, antes tuvo que ser una persona.
James puso otra vez los ojos en blanco. Esa niña sabía desquiciarle.

- Como sea. El caso es que Myrtle está llorando la mayor parte del tiempo. El resto está quejándose, o intentando pillar a alguien para chivarse. Es bastante repelente, la verdad.

- ¿En serio se pasa el día llorando?

- Sí. Puede llorar durante horas y horas. A veces hace estos charcos.

- Pobrecita. ¿Por qué llora?

- ¿Quién sabe? - James se encogió de hombros - Siempre está mohína o molesta, la gente prefiere mantenerse lejos de este sitio. Es deprimente…

- Y raro…

- ¿Raro?

- ¿No lo notas? Aquí hay algo raro. Algo muy raro.

James dio la vuelta a los lavabos, que estaban dispuestos formando una especie de columna. Algo allí no encajaba, una especie de sexto sentido se lo decía.

- Sí que hay algo raro… oye, deberíamos irnos. Es tarde, y si nos pilla Geel…

- Espera - Lisse apartó el polvo de uno de los grifos - Mira, aquí hay algo…

Uno de los grifos estaba tallada una pequeña serpiente.

- ¿Una serpiente? - James miró primero el grifo y luego a Lisse - ¿Qué tiene de raro una serpiente?

- ¿Has visto alguna otra en algún otro lavabo?

- ¿Te acuerdas de todos los grifos de todos los lavabos  que has visitado en tu vida?

- No.

- ¿Y por qué esperas que yo lo haga?

- Porque llevas toda la semana limpiando baños… y me imagino que no es la primera vez…

James volvió a mirar la serpiente.

- Creo que nunca he visto nada tallado en un grifo - Inclinó la cabeza y le pareció que la figura se movía. El chico sintió un escalofrío. Algo le decía que aquello no era normal, que ocultaba algo malo y que lo mejor que podían hacer era largarse. - Venga, vámonos, que aún nos la vamos a ganar - Cogió a la niña del brazo y la arrastró hacia la puerta.

- Pero…

- No es más que un grabadito, alguien se aburriría y lo haría, no significa nada - James asomó la cabeza cautelosamente.

- ¿Viene alguien? - preguntó Lisse, intentando asomarse.

- No, pero nunca está de más asegurarse - el pelinegro sacó un pedazo de pergamino de la túnica. Lisse lo miró. Parecía viejo y estaba en blanco.

- ¿Un cacho de pergamino? - preguntó, burlona.

- No es un cacho de pergamino. Es la clave de mi éxito. No se lo enseño a todo el mundo.

- ¡Qué honor!

James tocó el mapa con la varita.

- Juro solemnemente que esto es una travesura.

La sarcástica Lisse cambió su expresión de escepticismo por una de asombro. Sobre el “cacho de pergamino vacío” empezaron a surgir un montón de líneas, formando un mapa del castillo, entre las que se movían un montón de puntitos.

- Este mapa muestra todos los rincones del castillo, incluidos unos cuantos pasadizos secretos, que nunca vienen mal. ¿Y ves los puntitos? Son personas. Cada persona que está dentro de Hogwarts aparece marcada aquí.

Gracias al mapa, los dos chiquillos pudieron llegar tranquilamente a la sala común de Slytherin, evitando encontrarse con los prefectos que hacían la ronda y la conserje.

Al llegar a la sala común, Lisse se dio cuenta de algo.  

- James, ¿recuerdas la serpiente del grifo?

- ¿Qué pasa ahora con la serpiente?

- Que es igual que las que decoran esta casa.

James miró alrededor. La sala estaba plagada de serpientes (talladas en los muebles y columnas, bordadas en las cortinas, pintadas en las paredes…) y todas ellas eran muy similares a la que estaba grabada en el grifo.

- Ya. ¿Y? Son serpientes. No se puede innovar mucho…

- ¿Qué hacías antes de entrar en Hogwarts?

- Fui a una escuela muggle.

- ¿Y en vacaciones?

- Iba a la playa y de acampada, con mis primos. Lo que hacen la mayoría de la gente de nuestra edad, por cierto.

- ¿Y nunca has pisado un museo?

- Y eso está relacionado con las serpientes porque…

- Porque cualquiera que sepa un poquito de arte sabe que si dos imágenes tienen el mismo estilo… es porque fueron hechas en la misma época. Y, probablemente, por la misma persona o por alguien muy cercano.

James volvió a mirar las serpientes que decoraban la sala.

- ¿Quieres decir que quien quiera que grabara esa serpiente era un Slytherin?

- Quiero decir que es muy posible que fuera uno de los primeros Slytherin. Tal vez, el primer Slytherin.

- El prim… ¿Salazar Slytherin? ¿Por qué iba Salazar Slytherin a grabar una serpiente en un grifo?

- Eso es lo que deberíamos averiguar…

El pelinegro miró a la niña. En sus ojos color luna se reflejaban las llamas de la chimenea.

- Estás loca. Como una cabra - por alguna razón, James intuía, al igual que Lisse, que había algo raro en esa pequeña serpiente. Pero algo, un sexto sentido, le decía que ese algo era malo, peligroso tal vez. En cualquier caso, algo que estaba oculto… y si estaba oculto por algo sería - Deja el tema, vete  a dormir - antes de que ella pudiera replicar, James le empujó hacia el pasillo que conducía hacia las habitaciones - Lo digo en serio, Lisse. Ahí hay algo oculto, y si lo han escondido, será por algo. Olvídalo.

Pero ninguno de los dos pudo olvidarlo. Lisse, que no soportaba los misterios y los secretos, estaba decidida a averiguar qué significaba esa pequeña serpiente. Pero no sabía si debía contárselo a Albus o Scorpius. Probablemente, pensarían, como James, que estaba loca. Al fin y al cabo, tampoco ella estaba segura de qué era exactamente lo que tenía que investigar. Tal vez sería mejor encontrar algo más sólido que una figurita tallada en un grifo antes de comentar nada…

James, por su parte, sabía que la niña no se iba a detener. Estaba preocupado, sabía que Lisse se lo contaría todo a Albus y que ambos se dedicarían a investigar. Si había algo malo, era su deber proteger a su hermano, y también a la niña, que, al fin y al cabo, era la hermanita de su mejor amigo. Pero no estaba seguro de querer contárselo a Scorpius. A lo mejor, Lisse se olvidaba del tema (cosa que no creía que pasara, pero nunca está de más tener esperanza) Resolvió que lo mejor sería vigilar a Lisse y a Albus,  y si observaba algo sospechoso, contárselo a su amigo. Aquella noche soñó que había caído en un nido de serpientes, y que por más que lo intentaba, no podía salir de él. Las serpientes lo llamaban: “James, James”. Querían que fuese con ellas. Pero él no quería. Él quería marcharse, quería volver con sus padres y sus hermanos.  



Making Off:

¡Uf, este capítulo me ha costado más que parir un niño! Pero al fin lo he terminado. No me gusta mucho el final, puede que tuviera tantas ganas de terminarlo que no me haya quedado del todo bien. Pero quiero avanzar la historia, y si me atasco buscando la escena perfecta (o al menos, la que me guste más) puede que esto se demore más que el fin de mi carrera universitaria.

Es el primer capítulo que se publica antes en el blog oficial del fic que en la comu de Taringa. He tenido que crear el blog porque Taringa funciona a ratos ¬¬

De cualquier forma, aquí lo tenéis. Si no os gusta, os calláis las críticas y esperáis al próximo, ya sé que es malo, pero no consigo que quede mejor.

Me imagino que ya os oleréis por dónde van los tiros de la historia :P pero os aseguro que difícilmente podréis adivinar con exactitud lo que tengo pensado. Sólo Mar, sin cuya colaboración indirecta este fic no existiría, conoce aproximadamente cómo van las cosas…

Cosas varias:
- Con el fic a medio escribir, he ido a mirar una cosa en T!... y estaba en mantenimiento. Casi me da un infarto.
- Ya tengo pensada más o menos toda la historia, sobretodo el desenlace. Aunque no estoy muy segura de que vaya a gustar… (beta-readers YA. Por favor)
- Después de estar media tarde para escribir 4 páginas… decido que la escena quedará mejor más adelante (lo que no se es cuando, pero la veo para más adelante) así que a reescribir medio capítulo.
- He sacrificado una clase de Romano para terminar de escribir este capítulo, ya podéis dar las gracias (de todas maneras, voy perdida en esa asignatura, tengo que pedir apuntes igual, así que…)

2 Comments:

  1. Sandra said...
    La cámara de los secretos se abre de nuevo, interesante ^^
    Me gusta la personalidad que les has dado a los personajes, se puede sacar mucho de ahí.

    Y una duda, lo que decían ante el mapa del merodeador no era "Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas"? Es lo que recuerdo, corrígeme si me equivoco.

    Aún así, en serio, genial!
  2. Ai Misaki said...
    intento darles matices variados para poder sacar el máximo de tramas sin irme a un ejército de personajes

    aún quedan cosas por descubrir de todos, pero no puedo avanzar mucho porque si no me cargo las sorpresas futuras

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